miércoles, 6 de noviembre de 2013

De la improvisación a la escritura


           
Ese señor perfumado con colonia olor a rosas vive en un lujoso barrio privado con su esposa, tres hijos, dos loros, tres gatos, dos perros, tres criadas, y dos jardineros; no tiene por qué improvisar, pues su vida está organizada y bajo control. Observa la misma rutina todos los días, pues suaves melodías lo despiertan a las ocho de la mañana; toma el café con tostadas preparadas por la muchacha, se despide de su mujer con beso sin ruido, sale al garage, saca su coche último modelo a la calle y lo conduce por la autopista y lo deja en el sótano del edificio rascacielos; el ascensor, de última tecnología, lo sube hasta su oficina en el piso 38. Sus principales preocupaciones: la cotización del dólar, sus inversiones en la Bolsa de Valores y su seguridad personal.

            En cambio improvisa todos los días Pedro, que vive con sus cinco hijos, su mujer, su suegra, un tío y uno de sus cuatro hermanos, en una villa de emergencia sin agua corriente a las afueras de la ciudad. Falta el suministro de gas en el invierno, las calles son de tierra,  la basura no recolectada abunda, lloran los niños, lloran de hambre, el agua está contaminada, el aire también y policías y evangélicos hacen competencia para ver quién logra molestar más a los vecinos.

            En cambio, los artistas y escritores emplean la improvisación como una herramienta de investigación, un paso previo a la creación de una estructura de movimientos (para el bailarín), de búsqueda del formato para el actor, del esquema para el artista plástico; el escritor usa la improvisación además para acercarse a su tema, para delinear sus personajes.

 En general el trabajo del escritor es un acto privado pero es interesante notar también que el lenguaje que usa el dueño del lápiz o computadora es el producto de un entorno social que lo incluye y lo envuelve; un entorno social-económico-político-cultural del cual no puede escapar; los personajes son creaciones propias con raíces en ese mismo entorno; las imágenes que emplea surgen de lo que ha visto, de lo que ha vivido, de lo que ha oído, olfateado, tocado, gustado; seguramente ha compartido sus ideas y dificultades con otros escritores, amigos o con su círculo más íntimo. Cada escritor además trabaja en función de una herencia: los escritores que ha leído, los temas que vuelven una y otra vez con agregados nuevos; los hilos que articulan su creación.

“El teatro es una mentira,” dijo alguna vez Voltaire, “haced que sea lo más verídica posible.” La ficción también es una mentira, aunque a menudo esconde una verdad profunda. Por su parte el Sergei Volkonski, teórico ruso, comentó que “lo difícil debe convertirse en hábito, el hábito ha de ser cada vez más fácil y lo fácil bello.”

            El ejercicio de la escritura es un trabajo difícil que, al igual que otras actividades, exige rutinas, prácticas y paciencia. La meta se logra sudando mentalmente, con la posible excepción de los escritores que apuntan al mercado y no al arte. La belleza de forma y contenido y la trascendencia son conceptos que  han de estar siempre en el lápiz del escritor. Lo dice Leonardo da Vinci: “El alma no soporta estar fuera de su cuerpo porque sin cuerpo no puede sentir ni hacer; por eso hay que construir una figura de tal manera que su forma nos habla de su alma.”

            El niño es un improvisador nato, pero no tiene conciencia cabal sobre el propósito de su juego. Improvisa para aprender. Juega con su voz, sus llantos, hace muecas, quiere saber cómo lograr su propósito y con gran habilidad modifica sus tácticas según el interlocutor y las circunstancias. Es lo que ha de hacer el improvisador. La improvisación supone que falta algo, que la solución no está a la vista; es buscar el camino y para encontrarlo jugamos. Picasso dijo alguna vez que antes de entrar a su taller no tenía siquiera una imagen previa en su mente, que el trazo determinaba el futuro de la imagen que surgía a través de la acción. Incluso hay teóricos como el director soviético Meyerhold que opinan que la improvisación tiene tanta importancia como la obra: “La alegría del actor no está en repetir lo que ya ha logrado, sino en variar e improvisar en el marco del conjunto.” Pero el escritor en algún momento tiene que fijar el texto; la improvisación y los diferentes abordajes sirven para avanzar hacia ese objetivo.

            Podemos improvisar a partir de una palabra, una frase, un color, un sonido, un cuadro, una foto, un olor, un movimiento, un gesto, la forma de mover los brazos; los cuerpos hablan con su lenguaje propio. El improvisador busca soluciones, estructuras, estilos, ritmos, modos de expresión, conflictos, la estructura básica de su obra; debe tomar decisiones vitales referidos al estilo, el conflicto, la presentación de los personajes y los problemas que enfrentan, el desarrollo de las acciones, el punto culminante, el nudo, el desenlace…

            El improvisador debe encontrar las repuestas a varias preguntas antes de entrar en acción: ¿De dónde viene mi personaje? ¿Hacia dónde va? ¿Qué quiere lograr?  ¿Cuál es el problema que debe resolver? El escritor debe asimismo juntar muchas preguntas sobre el tema y los personajes de su cuento, poesía, novela o guión. Vemos por un momento un cuento super-corto de E. Galeano:

            “Esa mujer es una casa secreta, en sus rincones, guarda voces y esconde fantasmas. En las noches de invierno humea. Quien en ella entra, dicen, nunca más sale. Yo atravieso el hondo foso que la rodea. En esa casa seré habitado. En ella me espera el vino que me beberá. Muy suavemente golpeo la puerta, y espero.”

            ¿Cómo improvisarlo? Tomamos nota de algunas maneras de improvisar:

            º El cuerpo habla. La forma de sentarse, de caminar, de mirar revela el pensamiento o la emoción de un personaje. El desafío del actor es salir de su propio cuerpo y entrar en los huesos, músculos y nervios de su personaje. Un peón no camina de la misma manera que el dueño de la estancia. Al asumir los movimientos de mi personaje, comienzo a sentir un cierto acercamiento a su mundo.

            º La lógica. Cada personaje camina la vida con su manera de pensar en su mochila. Sus acciones obedecen a su lógica. Por lo tanto el improvisador debe organizar sus acciones en función de la lógica de los personajes; debe dejar de lado sus propios razonamientos, sus prejuicios, sus valores y su modo de ver el mundo.

            º La respiración, clave de entrada. Podemos observar una relación estrecha entre la respiración y lo anímico-espiritual, expresada en la mitología, la etimología, la literatura y el lenguaje popular. En la filosofía griega el aire fue considerado como el principio de la vida; las lenguas antiguas utilizaban para designar aliento la misma palabra que usaban para denotar “alma” o “espíritu.” Pero cada persona respira de un modo diferente ante cada circunstancia de la vida. Y la forma de respirar afecta la dicción y la fuerza de la palabra hablada. El actor debe por lo tanto investigar primero su propia forma de respirar para luego  encontrar la respiración de sus personajes. ¿Cómo respiran los personajes del escritor?

º           Estéreo-tipo ruptura y vínculo. Los personajes en una historia a menudo son estéreo-tipos sociales pero los actores y los escritores deben ampliar su búsqueda; es útil buscar la ruptura para poder comprender desde otra perspectiva el modo de ser de su personaje. ¿Cuál es la voluntad y la contra voluntad del personaje? La mera reproducción de un rol no necesariamente permite mejor comprensión de su verdadera forma de ser. La improvisación busca aclarar los vínculos entre los diferentes personajes, entender cómo reaccionan ante situaciones de crisis; la improvisación es un juego que quiere buscar el alma y mostrarlo con la estética particular del actor-escritor.


º           Juegos

º           Proponer acciones que su personaje puede realizar como rutinas diarias: caminar, levantarse de la cama, tomar el café, besar la mujer, preparar los papeles, anotar actividades en su agenda, cómo es su voz, en qué parte del cuerpo tiene dolores…cómo son sus sueños, sus pesadillas.

º           Pensar en una frase típica que pronuncia su personaje y practicarla diciéndola de muy diferentes maneras y en diferentes circunstancias.

º           Hablar con alguien sobre algún problema como si fueras uno de los personajes que el escritor-actor está elaborando y tratar de hacerlo con el razonamiento de ellos, con sus reacciones, sus emociones, sus gestos, sus cuerpos.

º           Vestirse como su personaje y mirarse en el espejo mientras vayas diciendo un monólogo; luego tomar un lápiz y escribir libremente y sin ninguna clase de limitaciones sobre las ideas que entran en tu cabeza.

º           Pensar en 15 palabras que caracterizan los personajes que están en su relato, cuento o poesía. ¿Cómo decir la historia en 15 palabras? ¿Cuáles son las imágenes más potentes? ¿Escribir la historia sin levantar el lápiz; contar y/o escribir la historia en cinco minutos, una especie de micro-cuento, enfatizando los detalles, los diálogos, los ritmos y las pausas.

º           Hacer una lista de lugares, objetos, personas, verbos, muebles, frases, imágenes y acciones que tú puedes asociar con la historia. Finalmente, escribir la historia con todos los detalles que has elaborado; organizar un ensayo con sus compañeros actores y luego efectuar una auto-crítica.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario