jueves, 25 de septiembre de 2014

La nona y los 85 años del actor Pepe Soriano

“Noche a noche hay que tener placer porque si no es pan amargo,” dice el actor en su cumpleaños número 85 en un encuentro en el Teatro Nacional Cervantes. Luce muy bien Pepe Soriano, su voz clara, sus ojos brillan detrás de sus lentes. Habla de su papel protagónico en “La Nona.”  Roberto Cossa, el autor de la obra, está sentado a su izquierda junto al productor Carlos Rottemberg.
Los tres acudían anoche al Cervantes frente a las cámaras de los periodistas revisando junto al público sus recuerdos, reviviendo experiencias y reflexionando sobre la “La Nona,” la obra teatral argentina más emblemática; hubo además un brindis por el cumpleaños del actor (el 25 de septiembre).
         Al igual que muchos otros artistas, Soriano fue “prohibido” por la dictadura militar y sin embargo La Nona llegó al escenario en 1976. Se trata de una comedia grotesca sobre una familia argentina de origen italiano en la cual una abuela (La Nona) de cien años no puede dejar de comer. Como la familia va camino a la ruina, se busca por diversos medios y desesperadamente ganar dinero para comer y pagar las deudas. Pero todo va de mal en peor. Entonces, en un momento la familia decide asesinar a la nona, ya que come todo lo que entra; sin embargo son los mismos miembros de la familia los que van resultando muertos en los intentos de asesinato, hasta que en el final solo queda la nona.
         El tema de la obra es la muerte y el no control de los hombres sobre otros hombres, una idea que suponía gran pelígro ya que en la misma época la dictadura sembraba muertes y desapariciones en el país. Sin embargo La Nona tuvo tanto éxito que llegó al cine en 1979, con dirección de Héctor Olivera. Pepe tuvo que exiliarse en España entre 1976 y 1983, pero mantuvo un gran amor por su país y por el oficio del actor, un amor que lo mantiene activo y creativo hasta el día de hoy.
         Cómo bajo la dictadura la expresión de ideas no convencionales llevaba consigo el precio de la represión o la muerte, los conceptos se expresaban mediante metáforas muy bien disfrazadas. Roberto Cossa, el autor de la obra, tenía y tiene ideas claramente de izquierda. Por lo tanto es legítimo suponer que la decadencia de la familia en la historia se vincula con el contexto político y social de Argentina en ese momento. A continuación una breve secuencia…
         “Nona—Má pochoclo
         María--¿Qué pochoclo! Ahora vamos a cenar. (La Nona agita la bolsita vacía cerca de la cara de Anyula.)
Nona—Má pochoclo, nena.
Anyula—no quedó más, mamá (A María) ¿Le voy a comprar?
María--¡Pero no! No tiene que comer porquerías.
Nona—Má. (A María) ¿No tené salamín?
María--¡Qué salamín! Espere la cena, le dije. (Sin que nadie lo advierta, la Nona agarra un pan y se lo mete en el bolsillo.)
Nona--¿Un po de formayo?”
         Soriano luego habló con orgullo sobre la actividad teatral en el país luego del regreso al sistema democrático y a su vez el productor Rottemberg afirmó que Buenos Aires es ahora la ciudad en el mundo que tiene más actividad de teatro independiente, con cientos de obras y salas de todo tipo.

         “Somos gente de trabajo,” concluyó Soriano, y si seguimos trabajando en teatro “es por amor.” Tanto así que trabaja en una nueva puesta de La Nona.

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