miércoles, 22 de julio de 2015

¿Por qué cambian los discursos políticos y personales?

Es curioso como cambian los discursos políticos, a veces tan sutilmente que los electores apenas se dan cuenta y otras veces con la audacia de un actor que no encuentra la forma de encarar un personaje difícil. ¿Es que el ser humano es tramposo por naturaleza, como piensa el hombre anónimo que pintó el cartel? ¿Piensan los hombres que son coherentes cuando entran en contradicciones? ¿Es la calidad ineludible del ser político? ¿Es el resultado de la lucha por el poder, la influencia de los grupos de presión, las corporaciones, el juego lógico de la democracia, la falta de ideas claras o de un plan de gobierno?
     En "Occidente" (un término que los medios de comunicación usan para identificar a países con economías ajustadas a las reglas de capitalismo y estructuras políticas democráticas) las ideologías están en vias de destrucción. Sin embargo subsisten dos grandes corrientes: quienes apoyan el llamado "mercado libre" como un dogma, y otros que piensan que el Estado debe mantener un rol importante, especialmente en tiempos de crisis y para la defensa de los derechos básicos de los ciudadanos. 
       Mauricio Macri, un hombre de una familia empresarial de mucha influencia en Argentina, ha tenido la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, en sus manos durante dos períodos y ahora piensa ganar las elecciones presidenciales. Siempre se ha ubicado a la derecha del Peronismo--un vertiente populista que en manos de la Presidenta, Cristina Kirchner, ha nacionalizado Aerolíneas Argentinas, y YPF (la empresa de petróleo) y ha pasado la jubilación de manos privadas a manos del Estado, estableciendo numerosos planes sociales para la gran cantidad de pobres y marginados que viven en villas de miseria y diversos sectores del país. Cristina también ha mantenido un conflicto fuerte con la enorme deuda exterior y los los llamados fondos "buitre" (grupos financieros que compran bonos y valores en caída para luego venderlos a tasas de interés exorbitantes).
         Ahora, tal vez con el OK de sus asesor, Jaime Furán Barba, Macri dice que hay cosas que ha hecho el gobierno Peronista de Cristina que no son tan malos e incluso piensa mantener Aerolíneas y YPF en manos del Estado, dice que no pasará a manos privadas la jubilación estatal y mantendrá muchos de los actuales planes sociales. Lo que llama la atención es el cambio tan abrupto de política, ya que Macri ha sido durante años un crítico vigoroso de todos las políticas que ahora dice apoyar. ¿Qué pasó? 
           La lectura más simple: necesita los votos de los Peronistas (la mayoría en Argentina) y entonces ha cambiado su discurso político. ¿Qué hará en caso de ganar? 
               El poder es como un juego y tiene sus reglas. Pero un político no cambia su discurso por azar. Lo cambia para llegar al poder. Y una vez allí, al menos en la mayoría de los casos, su discurso cambia justamente para mantenerse en el poder. 
             A nivel humano sucede algo similar: a veces no nos damos cuenta de los acomodamientos. ¿Yo? ¡No! No he cambiado. ¡Pero sí, hombre, no eras así cuando te conocí hace 30 años! ¿Entonces, qué hacer para conservar la confianza, tanto de las personas como la confianza en las instituciones democráticas?
                   
           
            


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